Podríamos empezar diciendo que éste no es un documental al uso, ya que es un proyecto muy intimista y personal, que tras una investigación con grandes dificultades para encontrar información, ha realizado la directora Maider Oleaga.
En los últimos años, podemos ver que hay un movimiento a nivel global que intenta dar a conocer a personalidades históricas femeninas que influenciaron de forma profunda en las sociedades y tiempos en las que vivieron. El problema es que ¡son totalmente desconocidas para sus conciudadanos! sea por la época en la que militaron tanto cultural como políticamente, o principalmente porque eran mujeres. En este caso nos encontramos en el marco que va desde un poquito antes de la Segunda República a la época Frankista en Euskal Herria, concretamente en Donostia. Es el caso de Elbira Zipitria.
Cuando Maider Oleaga se mudó a un pequeño apartamente en Donostia, nunca se hubiera imaginado que este espacio podría regalarle tanto, personal como profesionalmente. Sin ni siquiera saberlo, se había mudado al piso donde residió durante casi toda su vida Elbira Zipitria. Elbira, era profesora, una activista abertzale muy activa, respecto a la enseñanza y conservación del euskera. Durante el Frankismo, utilizó su pequeño apartamento para dar clases a niños en euskera en la clandestinidad. A partir de este hecho, se creó una red de enseñanza clandestina en diferentes pisos con mujeres profesoras al frente, que fueron el referente para la posterior creación de lo que hoy conocemos como las ikastola-s.
A partir de un espacio que Oleaga nos hace sentir como vivo, vamos conociendo la vida de Elbira Zipitria. La propia casa, Oleaga la convierte en el espacio donde aún reside el alma de Elbira, una mujer muy católica, austera en su modo de vida e incluso bastante ruda. Es interesante remarcar que Zipitria también fue escritora y creadora de métodos muy avanzados que aún se utilizan para la enseñanza del euskera. Mujer muy conservadora pero avanzada a su tiempo en su labor profesional, nos encontramos ante un personaje totalmente desconocido e imprescindible para el euskera.
Oleaga utiliza los espacios, la luz y los silencios para mostrarnos a esta mujer desde un punto de vista muy personal e intimista. El documental es realmente sorprendente por la forma en que está dirigido e intenta ser una ventana por la que interesarse y mirar hacia la labor cultural y hacia la persona de Elbira Zipitria.
Haizea Etxebarria
