Este nuevo canto/llanto ligero habla del juego de luces y sombras en el que consiste cualquier relación interpersonal. Cualquier tipo de relación (amorosa, amistosa, festiva o llorosa) conlleva aportar lo negativo y lo positivo de cada uno, las 
penas y las alegrías, porque cuando das toda tu luz, de forma involuntaria produces dos efectos: 1. Iluminar y 2. Dar sombra.
No se puede dar luz sin dar sombra, y no se puede dar sombra sin dar luz, y eso mismo traducido a los días de la vida, a nuestra cotidianidad más pura, significa que tenemos que aprender a convivir con lo bueno, y lo malo, con lo positivo y negativo.
Esta canción habla de aceptar este juego de luces y sombras de una forma sensata y justa, sacando los más provechoso de cada uno de estos dos lados y siempre teniendo en cuenta temas como la dependencia excesiva e insana (cuando habla de “cóseme a tu vera, sé muy fino ”) o de las expectativas no satisfechas (cuando recita “cuanto tienes que pagar por pedir tan poco y tanto dar”).
Si la canción habla (en lenguaje clave) de arañazos sentimentales, el videoclip traduce a veces casi de forma literal -véase cuando Raquel arranca las “heridas por placer” al chico sobre la camilla- esta historia fugitiva, esta historia que habla de huir de los incendios.
Los ritmos y la poesía que se mece entre ellos narran la importancia de evitar que la rabia cree incendios y convertir esa rabia en ritmo, la importancia de hacer resistente al fuego (al fuego de la tensión, de la rabia y la ira), a las olas de penurias y de torpeza, de tensión y de silencio. Por eso, en este vídeo dirigido por el joven fotógrafo y director Francesc Planes (@francescplanes), Raquel se mantiene intacta ante oleadas de fuego e intentos de derribo. Rodado en distintas localizaciones de la Comunidad Valenciana, ciudad natal de la cantautora, el vídeo que relata una serie de pruebas ante las que los protagonistas han de mantener intacto el valor de la paciencia y la virtud de la calma.
