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¿”Drama” o “Valeria”?

Las dos series españolas protagonizadas por mujeres que dan de qué hablar - por Jorge A. Trujillo

Las series “Drama” y “Valeria” han sido muy comentadas en los medios y programas especializados de cine y series en las últimas semanas. Muchas alabanzas y comentarios sobre las dos series en dos ciudades tan importantes como el Madrid de “Valeria” y la Barcelona de África en “Drama. No vamos a centrarnos en la buenas interpretaciones de las dos, destacando la naturalidad y frescura más clara en “Drama”. La estética es muy diferente pero bien cuidada, aunque una nos parezca un pastel empalagoso y otra sea un poco más cruda. Analizaremos como siempre, lo que cuentan y lo que hay de realidad en ellas.

Valeria vive en Madrid y se junta con sus amigas para hablar de sus amores y desamores, sus miedos, sus dudas personales y profesionales. Intenta ser una “Sexo en Nueva York” pero se queda corta, no porque la de Carrie Bradshaw sea la gran serie pero sí porque significó mucho a finales de los 90 y durante los primeros años de los 2000. De eso ya veinte años y “Valeria” hace un calco pero en el Madrid del 2020. Por tanto, es difícil reproducir algo de hace veinte años y mostrarlo como moderno. Es cierto que Valeria roza temas femeninos interesantes y quizás refleja a un tipo de chicas, no creo que para nada mayoritario. Sus personajes son unas niñas adolescentes de treinta y pocos años, estupendisimas, que infantilizan a la mujer y además parecen no haber entendido la lucha feminista. Los temas se quedan en la superficie y el trato es muy empalagoso. Se puede ser tierno o ser algo dulzón pero profundizando en los miedos y acercándose a la vida real de las mujeres de a pie. Por lo demás, “Sexo en Nueva York” ya lo trató con descaro en su momento y veinte años después la vemos muy simple. Valeria vive en un piso espectacular pero está en paro y no tiene un duro y su novio se queda también sin trabajo. ¿Os lo creeis? lo del paro sin duda, pero pagar un piso como el que muestran la aleja de la realidad. La sensación que transmite Valeria es de una “Peter Pan” femenina pero no va al fondo de la cuestión, ni de la desigualdad de género, simplifica el feminismo al sexo y no representa la precariedad real de nuestra generación. Sus aventuras y acciones son llevadas por la motivación casi exclusivamente pasional y amorosa. Qué no dudo que es una de las cosas que realmente mueven nuestras acciones, pero todos sabemos lo duro que son nuestros nuestros conflictos internos aunque los disfracemos de impulsos pasionales.

Mi apuesta, sin ser perfecta, es por sí elogiar “Drama” porque me la creo en la Barcelona actual. Cierto que es una generación más jóven que Valeria pero África es más creíble porque, para empezar, vive en un piso compartido. Quizás un poquito más “Cool” de lo normal pero está mejor trabajado al parecerse a un piso compartido de verdad donde viven postuniversitarios. Sus diálogos, sus impulsos, sus miedos y sus desfases parecen más reales. Eso sí, quitando a los amigos pijos de una fiesta, que son el puro postureo irritante que hay en el pijerío barcelonés. Pero África es precaria y sus compañeros de piso también se rebuscan la vida y posiblemente seguirán compartiendo piso a la edad de Valeria y sus amigas. Además, están un poco pasados de peso y muestras cuerpos reales, ni los tíos están extremadamente cachas ni las chicas son perfectamente estupendas. Nos vemos reflejados en África y sus amigos porque, pese a tener unos cuantos años más que ella, se acerca a nuestras vidas en lo social y económico. Respiran y producen más realidad y es cruda a la hora de mostrar el machismo y una parte de su violencia. Las borracheras que tienen son reconocibles y los dramas también. Ciertamente, reproduce algunos tópicos, al igual que Valeria (los tópicos a veces son por algo pero son superficie) pero en ¨»Drama” se “sufre” y se divierte de verdad. La forma de cruda hablar y algunas palabras políticamente incorrectas dan un aire fresco para ser más auténtica y divertida. Para mi gusto, sobran algunas chorradas y esa manía de las series españolas de querer llegar a todos los públicos con un padre que parece más una caricatura y da vergüenza ajena. El jugo que se le hubiese podido sacar a África y sus amigos podría haberla convertido de una buena serie y divertida que retrata una generación a ser LA SERIE. Otro aspecto y que se agradece, especialmente al ser emitida por la cadena pública, es que muestre la realidad idiomática de Barcelona, donde el catalán y el castellano viven en armonía y los cambios son naturales. Pero sobre todo, que la serie no se emite doblada, sino subtitulada.  Quizás me he excedido hablando de series protagonizadas por chicas y no vea y sienta lo mismo, por supuesto, pero simplemente soy un chico feminista. 

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