Dentro del Fes Pedralbes, ayer 13 de agosto estuvo Carlos Nuñez con su fantástica banda regalándonos los oídos con la magia de su música Celta/Folk.
Un minuto antes del concierto, el director del Festival, Martín Pérez, salió a decir unas palabras de agradecimiento al público y al equipo. Una de las frases que dijo fue: «Para ganar este partido, es necesario un empuje por parte de todos». Y…manteniendo las distancias de seguridad y con las mascarillas puestas, haciendo un pleno en cuanto al aforo se refiere, salió Carlos Núñez acompañado de sus músicos.
Leí en alguna parte que el Sr. Núñez era el mago de la gaita, yo personalmente diría más, es el mago de cualquier instrumento que se toque con la boca, ya que sacó todo su repertorio y nos deleitó con su magia.
Observé desde mi asiento, como Núñez trataba con mimo cada uno de sus instrumentos, además, daba la sensación que los acariciaba antes de escoger al elegido para fusionar el instrumento con su propia persona.
No creo que nadie se librara de que se le pusieran los pelos como escarpias cuando homenajeó al desafortunadamente recién fallecido Ennio Morricone con la interpretación de “La Misión” o incluso cuando su guitarrista interpretó un poema dedicado a un Dios celta con uno de los instrumentos más antiguos como es “La Lira” y en la propia lengua céltica.
Después el ambiente se convirtió en festivo y entre canción y canción, Carlos Núñez contaba historias célticas, de piratas e incluso se atrevió con tres piezas desconocidas de Beethoven, deleitándonos con la maravillosa voz de su violista María Ryan.
Carlos Núñez, en esta ocasión, también contó con la colaboración de cuatro gaiteros pertenecientes a la Asociación Cultural Galega Rosalía de Castro de Cornellá con la interpretación de Mar Adentro compuesta por Alejandro Amenabar, entre otras.
¿Qué será lo que transmiten estas músicas que por un momento te transportan a esos tiempos de cantinas, fiestas y bailes esporádicos? Imaginé por un instante qué esta pandemia no nos estaba afectando y vi en mis pensamientos a un público bailando ha ritmo a cada nota que sonaba. Nunca pensé que en un concierto de tal envergadura fuese tan difícil mantener la posición sin poder movernos. Pero, un atento Carlos Núñez, minutos antes de finalizar, y con su clásica A Rianxeira, preguntó si sería posible que el público, sin perder la posición en la que nos encontrábamos, nos podíamos poner de pie, y con la aprobación de la organización, finalmente pudimos expresar con nuestros cuerpos lo que nos transmitían esas músicas acatando a pies juntillas las normas y manteniendo nuestra ubicación de asiento.
Con el carisma y la energía que precede a Carlos Núñez, con su gaita, con sus flautas y con su equipo, consiguió que durante algo más de hora y media, que todos los presentes sintiéramos una sensación de festividad y transcendencia y eso… es de agradecer.
¡Qué no pare la música!
Como me hubiera gustado estar ahí. Lo vi en Argentina la última vez que estuvo en el Teatro Colon. Una emoción indescriptible. Maravilloso!!. Gracias por dar tanta felicidad