‘Pequeño país’ – BCN Film Fest

Crítica por Rafa Catalán

Seguimos con la Sección Oficial del BCN Film Fest con Pequeño país, del realizador Eric Barbier, un excelente retrato del conflicto entre tutsis y hutus en Burundi. Basada en la novela homónima del escritor Gaël Faye, la cinta de Barbier reconstruye aquellos hechos con la mirada de un niño tal y como hacen los grandes narradores. En una familia acomodada que vive en la capital de Burundi, Buyumbura, al pequeño Gabriel le llega pronto el despertar y la pérdida de la inocencia: primero la separación de sus padres y, poco a poco, la entrada en el horror a través de una lenta travesía hasta la consolidación de una guerra y un genocidio. De menor a mayor: si para un niño cuyos padres se divorcian la base es ¿“papá o mama?”, para él será, además “¿blanco o negro? o ¿tutsi o hutu?” Puede que haya momentos en los que el director nos recuerde a aquel Imperio del Sol en el que Steven Spielberg volvía a desmembrar a una familia dejando al hijo solo en una colonia abandonada en China. Aquí es Burundi el pequeño país que pasa de la estabilidad colonial al infierno. A veces su iconografía también llega a remitir a veces a aquella Ciudad de Dios de Fernando Meirelles, en la que los niños se hacen a las armas de la forma más natural. En el caso de Gabriel ese país se funde con su estabilidad y su zona de confort familiar, ya que ambas se acabarán quebrando. No hay zombis africanos como en aquella de Yo anduve con un zombi, de Jacques Tourneur, pero tarde o temprano, la alienación y el trauma del horror de la guerra lleva a presentarnos a alguien similar a un zombi de esas características, alguien que ha quedado arrebatado del espacio y del tiempo como un pelele. Pequeño país es de esas historias que narran bien varias generaciones, muy recomendable para acercarse al conflicto de los tutsis y los hutus.

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