Yoann Lemoine -aka Woodkid- anunció su regreso con un álbum publicado el pasado año, prácticamente en plena pandemia. Sin embargo, la presentación y el regreso oficial no ha tenido lugar hasta este año 2021, momento en el que el artista ha empezado el tour de S16.
Lejos nos queda a muchos su actuación en el Sónar 2014, donde nos deslumbró con su conjunto sonoro y visual del que guardamos un magnífico recuerdo. Como siempre, la parte percusiva y visual está perfectamente trabajada y no sólo en la escucha del álbum y visionado de los clips, también en riguroso directo. Tras la apertura empezó a sonar Iron y el artista se subió a una tarima haciendo sombra a unos visuales compuestos de montañas e imágenes en movimiento de una noche estrellada. Acompañado de un quinteto durante todo el show, siguieron tres temas de su último lanzamiento; Pale Yellow, Enemy y Reactor, para hacer un pequeño descanso digital DE SEGUNDOS, agarró un ukelele para interpretar Brooklyn y, poco después, la imagen de una masa formándose junto a la percusión demostró la precisión y cuidado del artista.
Con una energía rompedora manifestó estar lleno de fuerza para proseguir con el show y dar paso a The Golden Age, Highway 27 y On then and now, tema en el que interrumpe toda la escenografía para dejar exclusivamente los efectos de la percusión y algunas luces para crear un ambiente de club en el que los asistentes se levantaban de los asientos e incluso el suelo empezó a retumbar, mientras él se ausentaba del escenario para tomar un té.
Tras este clímax el espectáculo llegaba al fin y la pantalla empezó a proyectar imágenes de un coche estallando y rompiéndose en mil pedazos de color rojo y el artista salió de nuevo para cerrar el concierto con dos canciones más, presentar a su equipo y despedirse. Pero, como es evidente, tras una ronda de aplausos regresaron para unos bises donde no podía faltar Run Boy Run, con una proyección perfectamente elaborada con un modelo 3D del artista acompañado de unos efectos que simulaban elementos y fluidos como el fuego y el humo para demostrarnos que en esta primera noche de verano hemos disfrutado de un espectáculo musical perfectamente orquestado y elaborado, donde el sonido estaba acompañado del movimiento y viceversa.