Loquillo en el Festival Jardins de Pedralbes

Crónica del concierto por Sara Martínez

Foto: Ramón Hortoneda

El Festival dels Jardins de Pedrales, o ahora Fes Pedralbes, presume siempre de traer -principalmente- artistas clásicos y, en una edición que por la pandemia no puede presumir de ser demasiado internacional, una estrella como Loquillo no podía faltar.

Jose María Sánchez Beltrán, más conocido como Loquillo o Loco, se presentó acompañado de recientes y antiguos amigos que empezaron tocando una marcha épica. Con músicos como Igor Paskual, Gabriel Casanova, Pablo Pérez, Josu García, Pablo Rodas, Laurent Castagnet, el Loco abrió el concierto con canciones de esta última etapa más sobria y clásica que rockera. Con mucha presencia la banda siguió tocando temas del mismo corte como Sol, Planeta Rock, Cuando Pienso en los Viejos Amigos, en la que se notó el toque emotivo .

Foto: Ramón Hortoneda

Al grito de Bona Nit; Salut i Rock and Roll! continúa el show con Cruzando el Paraíso, canción que todo el público corea. Muy dichoso por estar en su ciudad natal y encontrarse con caras conocidas y viejos, Loquillo se mantiene firme en su actitud de hombre rockero para presumir delante de su público de su seriedad y entereza, sin querer caer en el juego de las emociones por no debilitar su figura macarra cantó Creo en mi. Después ofreció una de sus mejores versiones El Hombre de Negro, una maravilla de Johnny Cash.

En mitad del concierto, se enciende un pitillo y observa el comportamiento del público. En la siguiente canción, se sienta y vuelve a entonar una melodía suave y calmada para abandonar el escenario y dejar a los músicos continuar. De repente, salió de un lado del escenario y lo abandona para recorrer los laterales y colarse entre las filas del público. Cruza el escenario mientras los músicos siguen con la actuación, hasta que regresa al escenario para rendirles una ovación. Con el pelo engominado hacia atrás empezamos a disfrutar de los primeros compases de El Rey del Glam, que todo el mundo canta con emoción y enlaza con Memorias de Jóvenes Airados, en la que Pablo Pérez se luce con un maravilloso solo. Después presenta uno a uno sus músicos aprovechando temas como Chanel, Cocaína y Dom Perignon cierra el concierto con tres obras maestras como Ritmo del Garaje, en la que el público se viene arriba sin poder hacer mucho más que aplaudir y pisar el escenario al compás de la música. Sigue Feo, Fuerte y Formal y, tras mucho rato esperándola, el Loco cierra el concierto de casi dos horas y media con Cadillac Solitario y una ola de nostalgia entre el público.

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