Algo así como entrar en un selecto club de afortunados que ama la música y vive experiencias únicas, así se podría resumir lo que significa acceder a los conciertos de Secreto a Voces de San Miguel, organizados por DICE.
La plataforma de música nos brinda la oportunidad de asistir a conciertos tan íntimos que son para poco menos de 30 personas, como es el caso de el de esta ocasión: Baiuca, celebrado en uno de los bares más de moda de Barcelona: Metric, ubicado en plena Diagonal, una de las arterias de la ciudad.
Pero es que además la mecánica para participar, que ya os contamos aquí, tiene su gracia: necesitas estar atento a las pistas que van dando para adivinar los grupos y así asistir a estos eventos tan íntimos, convirtiendo la experiencia habitual de un concierto multitudinario, en algo mucho más personal.
Tras ver Niño de Elche, Mala Rodríguez o Silvana Estrada, para esta ocasión nos han traído al gallego Baiuca, inclasificable y diferente, por qué cuando uno lo escucha entiende porque tiene estos adjetivos, entre muchos otros.
La hora de inicio pactada, 19:30, y allí estábamos, con nuestra entrada y una cerveza San Miguel a la que invitaba la casa. Alejandro Guillán, que así se llama el artista, es un enamorado del gallego, del idioma, de su tierra, y de todo lo que le cause morriña de esa asombrosa región de España. Y no es simple postureo, si no que lo demuestra en sus composiciones utilizando tantas referencias a la cultura gallega, que casi uno podría viajar hasta allí sentado en las sillas de la sala.
Es un compositor joven, nacido en 1990, que es atrevido por la combinación de música popular gallega y electrónica, muy consciente de sus raices y además, orgulloso de venir de donde viene. Por eso da igual que sus letras no se entiendan para todo aquel que no sea de Galicia, porque lo que transmite es universal: amor por la tierra y por la música, ingredientes más que suficientes para cautivarnos.
Su último disco, Embruxo -de este mismo año- es una obra parida por esa morriña a su tierra, y que suena tan particularmente folk y rompedor al mismo tiempo. ¿Que cómo se hace eso de mezclar canciones folklóricas gallegas con música electrónica? Baiuca es la respuesta.
Su entrada es discreta y en silencio, acompañado por su hombre de confianza, empiezan con A Minha Fraga, la canción con la que arranca este micro evento tan especial. Especial como su música, trayendo un poquito de su Galicia natal no solo a los gallegos, ya que al final consigue conectar con todo el mundo por ese amor por sus raíces sin renunciar a los sonidos más innovadores.
Y sigue con Ilaló, animándose a incorporar incluso sonidos de la flauta tocada por él mismo en directo, siguiendo con esa extraña mezcla de sonidos que tanto hipnotizan al público, que a pesar de ser reducido, estalla en vítores a cada instante por la calidad de Baiuca. No es necesario entender las letras para entrar en la magia que desprenden los ritmos del gallego, otro ejemplo de cómo la música es capaz de hacerte llegar lo que necesita, independientemente de la comprensión de lo que dice, por eso la música es universal, y Baiuca lo sabe.
Con nada más que su mesa de mezclas y una flauta con la que de vez en cuando, va incorporando sonidos más clásicos sobre su base de música electrónica y folk, se marcan todo un experimento sonoro con el que uno empieza a entender por qué está siendo uno de los artistas revelación del momento. Una pantalla les hace de apoyo visual para esta curiosoa aventura audiovisual, que combina imágenes psicodélicas con las de tierras y paisajes que seguramente evocan a Galicia.
Olvidame es el siguiente tema que suena, acompañando sus ritmos con instrumentos aún más autóctonos: dos conchas que bien podrían ser de las que cualquier persona que hace el Camino de Santiago lleva colgando en su mochila, pero él las utiliza como un instrumento más. ¿Se puede ser más amante de sus raíces?
Siguen obras totalmente versionadas como Vou a Bueu, de su paisano Andres Do Barro, que en manos de Baiuca toman otra dimensión, una que bien podría sonar en cualquier festival de música electrónica.
La siguiente que escuchamos es Caravel, una composición que directamente nos enamora gracias la voz que suena en la canción, la de la cantante gallega Nita, que combinada junto a la base electrónica folk que Baiuca pincha, te hace mover el cuerpo con ganas.
Los coros en gallego con las que termina la anterior obra, dan inicio a Meigallo, con el artista totalmente entregado ya a su sesión y el público embelesado escuchando sus hipnóticos ritmos musicales. Consiguiendo además que, en un espacio tan pequeño, la gente se levante y baile con ganas.
Y llega su Morriña, uno de sus hits con el nombre de lo que él directamente siente por su tierra, y que gracias a la música que él mismo ha creado, consigue estar un poco más cerca allá donde esté, y además, la hace llegar a todo el mundo donde va.
Tras una pausa para hidratarse y que el público le aplauda, vuelve a la carga con la parte final de su recital, en el que tras casi una hora mezclando, no ha habido ni un descanso. La canción seleccionada para terminar es Muíña, un tema en su línea, pero acompañado por imágenes de festividades gallegas en pantalla, causando una curiosa fusión entre lo clásico y tradicional, y lo nuevo y rompedor. Justo lo que Baiuca representa para el panorama musical actual.
Cerrando con un largo aplauso, el artista se despide tal y como empezó: de manera discreta y en silencio. Un silencio que no suena en la sala gracias a los vitores del público, agradecidos de haber tenido la oportunidad de escuchar a uno de los artistas que seguro que más dará que hablar en los próximos meses. Y agradecidos también a DICE y San Miguel, por este “secreto a voces” que esperemos que pronto deje de serlo, para que más personas puedan escucharle.