Creo que lo más duro y atrevido de este documento de Claire Simon es el salir en una era en la que los dramas de relaciones tóxicas tratan sobre los malos tratos y, por supuesto, sobre los malos tratos del hombre sobre la mujer. Lo digo porque en Vous ne désirez que moi (título original que sería traducido como “Solo me quieres a mí”) nos pasan el retrato donde el blanco es negro y el negro blanco, como en el negativo de una fotografía: el hombre es la víctima (u objeto), y la mujer es la agresora (o sujeto). Y porque para colmo, remata eligiendo a uno de sus protagonistas elegidos (el sujeto, el agresor, el tóxico), que no es ni más ni menos que un pilar fundamental de la cultura francesa del siglo XX. Este último concepto ha estado muy manido en el mundo artístico en tanto que los grandes genios siempre han sido desde rebeldes hasta gruñones, pasando por alcohólicos y drogadictos, con lo cual han llegado a despertar alguna que otra simpatía. Lo terrible del caso que nos ocupa ―y lo mejor, evidentemente― es que Quiero hablar sobre Duras no es más que la representación de los audios grabados por esa víctima palabra por palabra, mostrando su fascinación, dependencia y plena vampirización hacia su ídolo.
En octubre de 1982, la escritora Michèle Manceaux entrevistó y grabó a Yann Andréa, último amante de Margueritte Duras. Ahora, la realizadora Claire Simon ha trasladado ese audio a formato cinematográfico y lo podemos ver en Filmin. Insisto en lo de “trasladar ese audio” porque al tratarse de un tema tan delicado, el juicio queda al margen, la sumisión de Andréa a Duras acaba mereciendo un respeto casi religioso, no estamos aquí para juzgar ni al uno ni al otro. Tampoco es que se trate de una historia “blanca” de malos tratos pero, por encima de todo, es la confesión de una persona que muestra una de las posibles relaciones que existen en la psique humana. Respetable como cualquier otra.
La representación es minimalista, quasi documental, plenamente volcada al archivo original: los audios originales de Andréa y Mancenaux. Y en su inicio la directora nos define bien al personaje con esa melancolía y ese asomarse al balcón. Pero a medida que avanza entendemos que estamos ante una relación de vampiros, en una mansión donde el vampirizado desvela su situación mientras que su ama descansa en otra estancia y se comunica con tonos de un viejo teléfono. Solo saldremos de allí para ver algún fragmento de Indian Song de la propia Duras, alguna playa de Trouville propia de Rohmer, y unas acuarelas sexuales con las que ensoñará la propia entrevistadora. Pero lo mejor es esa traslación del documento, en el que Yann Andréa, no confiesa, suelta por boca del gran Swann Arlaud y Michèle Manceaux atiende y apunta por atención de la más grande aún Emmanuelle Devos, que lo que conmueve de Duras es su presente, que su fascinación es atemporal y que “El amor que sentía por ella vive en el tiempo. Con Duras y sus textos era la eternidad”. Todo lo que ese pupilo ha bebido de su maestra está en constante presente, como el propio Evangelio. Es una buena propuesta de Filmin para entrar en el loco mundo Duras.
Trailer (FRANCÉS con subtítulos en INGLÉS)