María Chapdelaine es una de las obras referentes de la literatura francocanadiense y de las que se han hecho más adaptaciones televisivas, radiofónicas, y cinematográficas. El joven realizador Sébastien Pilote nos trae una nueva versión de esta novela de Louis Hémon que todo y ser la más fiel a la novela, no deja de ser un tanto tediosa.
En el Quebec de 1900, María Chapdelaine es una joven de 16 años que vive con su familia en un terreno que están desmontando cerca del río Péribonka. Ante el agreste terreno, la familia Chapdelaine tiran adelante luchando como verdaderos pioneros. Con todo, la joven María se encuentra con el dilema de esperar al cazador de pieles François Paradis, quien le prometió que regresaría en primavera para casarse con ella, y Lorenzo Surprenant, que también le ha prometido asentarse en una ciudad estadounidense. A estos pretendientes se suma Eutrope Gagnon, un joven granjero de la zona que le ha ofrecido también tierras. Con todo esto, Maria Chapdelaine deberá acabar de madurar para elegir su futuro.
La fotografía y el entorno del film son fantásticos, pero la verdad es que poco más se puede decir del trabajo de Sébastien Pilote. Un formalismo que se queda en la justa corrección y hace que por momentos roce el sopor. Al parecer es la adaptación más fiel de la corta novela de Louis Hémon, pero Pilote la estira hasta casi tres horas con un pulso narrativo poco empático con el espectador. Los cortejos, la supervivencia, la fuerza de una joven que crece con su familia para subsistir, no son planos en ningún momento, pero a la vez, brillan por su decimonónica narrativa. Al tratarse de una obra básica de la cultura canadiense, tal vez una miniserie hubiera sido una apuesta más acertada.