La huérfana: primer asesinato – Ya en cines

Crítica por Rafa Catalán

Del joven realizador William Brent Bell, nos llega La huérfana: primer asesinato, precuela de aquella que hizo aquel otro joven realizador que es Jaume Collet Serra. Ese primer thriller del 2009 era superior, y ya no porque el director catalán no dé punta sin hilo, sino porque la sublime sorpresa de aquella cinta de terror estaba a niveles de Psicosis, Vestida para matar o El sexto sentido. Aun así, la nueva historia de esta falsa niña es del todo recomendable para aquellos que quieran pasar un rato similar a “la buena”. Siguiendo su premisa y el paradigma universal de ¿Quién puede matar a un niño? De Ibáñez Serrador, el clásico El exorcista de William Friedkin, incluso la Lolita de Nabokov, donde los males del hombre venían en forma de niña, partimos del mismo personaje de Leena, alias Esther. Ya sabiendo que Esther es (o será) aquella treintañera impostora estonia que se hace pasar por niña para destrozar familias, aquí nos vamos al punto de inicio en el que saldremos con ella del reformatorio, iremos hasta la casa familiar estadounidense de clase alta, y veremos cómo Leena va tejiendo su tela de araña.

El desarrollo de su presentación, la fuga del centro, lo extraño de su acento, las facilidades legales para su entrada a escena o sus nuevas capacidades artísticas, podría ser de lo más inverosímil, pero todo se resuelve una vez cruzado el primer twist, puntazo, rayada o giro de guion de la primera parte (ya veréis, ya). Con este cambio, cualquier espectador amante de la primera huérfana ya puede darse por satisfecho, la cosa está en desenlazar el sainete montado. Para ello, ¿qué se puede hacer? pues, haciendo una relectura de la película inicial, tiramos para adelante tal y como hacen todas las sagas de terror conscientes de que, si algo funciona, no lo toquetees mucho. Viernes 13, Halloween, Pesadilla en Elm Street, Muñeco diabólico, Saw, Scream y otras siete que seguro que ahora os vienen y os apetece volver a ver, lo han hecho; es decir, vamos a hacer el mismo sofrito con nuevos ingredientes de temporada. Y lo mejor es que apetece, que te lo comes, que está bueno porque lo conoces. Vaya, que funciona.

No puedo decir nada acerca de ese twist de la primera hora, pero el caso es que el patriarcado aquí está ausente por su ceguera y su falta de intuición, vamos, que el padre no se entera de nada. Al menos, en la primera entrega había un cierto morbo con el intento de engatusamiento de la terrible niña. Lo mejor es que está bien rodada y todo parece que gracias a la entrega de Isabelle Fuhrman, que junto a su director vuelve a dibujar una madura mutante a niña de lo más creíble. Puede que esta huérfana nuestra siga sus fechorías tras este First kill con una nueva entrega en plan Last kill, con una nueva casa, una nueva familia, las mismas coletas… ya sé que sería celebrar otro Halloween o viernes 13, pero a mí no me importaría, vaya.

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