‘Nostalgia’, ya en cines

Crítica por Rafa Catalán

El realizador Mario Martone vuelve a entrar en la melancolía y la vuelta a casa prueba con su adaptación de la novela Nostalgia, de Ermanno Rea. Sus intentos anteriores no fueron muy elogiados y ahora, pues a ver, acierta solo gracias al tratamiento del personaje y la ciudad de Nápoles. Felice Lasco, interpretado por Pierfrancesco Favino (¿os suena de verlo liado con zombis? Sí, es él, el de Guerra Mundial Z junto a Brad Pitt), es un hombre de negocios que regresa al barrio de Sanità en Nápoles para visitar a su anciana madre. Poco a poco iremos sabiendo que se fue de joven a Egipto para rehacer su vida, ahora es musulmán, está casado, pero también quiere reconciliarse con el pasado, el retorno del hijo pródigo en definitiva. Todo esto es lo mejor de Martone, puesto que nos lo irá mostrando con una narración austera pero segura, haciendo una buena disolución entre el personaje y el origen al que vuelve: su madre, su casa, sus fantasmas, y sobre todo su ciudad (ahora es cuando vendría la manoseada frase de “la ciudad es un personaje más”). De este modo Martone va bien con esa muestra y planteamiento en plan Paul Schrader pero llega un momento en que parece emborracharse con todo el artilugio narrativo. Ese paseo napolitano es bastante absorbente y auténtico y el reencuentro materno te mete de pleno en la historia, pero tras esto, Felice sigue escudriñando por las venas de la ciudad hasta dar con su pasado y su antagonista Oreste (Tommaso Ragno). No digo más acerca de esto, pero pinta como aquellos clásicos westerns.  Todo será de la mano del sacerdote local y su Espíritu Santo Don Luigi Rega (extraordinario Francesco Di Leva). Quien vea indicios de oler los pasos de Scorsese e incluso de Leone en su Érase una vez en América (lo digo por ese encuentro final de amigos―enemigos) que levante la mano tranquilamente porque algo de eso hay.

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