Luz Casal apareció con una abrigo negro hasta los pies para que no nos fijáramos en otros colores que no fueran los de su voz. Con unos músicos que han pasado a ser familia, la cantante nos enseño su hogar; la música y nos mostró que no hay tarea más difícil que interpretarse a uno mismo. En este paseo por sus dominios, pudimos adentrarnos ampliamente en Que corra el aire, su último álbum.
Aquí recorrimos caminos nuevos, que algunos aún no habíamos explorado a fondo ni en directo, dejándonos llevar por Días Prestados y Miénteme al oído, hijas predilectas del último LP y empezando los tintes nostálgicos con Lucas.
Tras este tour por su última creación, Luz cambió el negro por el rojo y lo nuevos hits por el rock and roll de sus primeras letras. Un rock puro donde la artista derrochó toda la energía y personalidad, haciéndonos mover en la silla e incluso, los más atrevidos, formaron una pequeña pista de baile en la platea. No pudimos contener los gritos ni los coros en Rufino o Loca. Pero, y bajo mi opinión, la guinda del pastel no llegó hasta el final y los posteriores bises, donde se nos erizó el vello y la piel se nos puso de gallina al compás de Piensa en mi y Es por ti, un pequeño guiño al público catalán que nos llenó de saudade y alegría a la vez.
Sara Martínez