Con la mayoría de asientos del Teatre Grec ocupados y muchas espectativas -las conversaciones ajenas rememoraban conciertos pasados- Chick Corea apareció acompañado de un elenco único; el guitarrista Niño Josele, el maestro Carlitos del Puerto en el contrabajo, Marcus Gilmore a la batería, Jorge Pardo como encargado del Saxofón y la flauta y Michael Rodríguez y Steve Davis a cargo de la trompeta y el trombón. Para rematar, Luisito Quintero ocupándose de la base rítmica con una gran variedad de recursos y el bailaor, pero con importante papel en la percusión, Nino de los Reyes.
Para empezar Chick Corea nos propuso una extensa pieza de Stravinksy, que poco a poco fue mutando para dar paso a lo que fue el emblema de la agrupación esa noche: la música te cura. Mientras tanto nos presentó nuevas joyas de su último trabajo –Antidote- y al elenco mencionado, haciendo notorio que la noche iba a ser perfecta y la música sublime, formando la perfecta delicatessen sonora.
El repertorio tuvo a otro protagonista, Paco de Lucía, figura clave en la pasión por el flamenco de Chick Corea. Pudimos escuchar The Yellow Nimbus, revisada en el nuevo y último trabajo, y Zyriab, contándonos previamente como a principios de los noventa se unió Paco y Jorge Pardo para interpretarla. A medida que avanzaba el concierto, también pudimos disfrutar de los diálogos entre los diferentes músicos, como Luisito Quintero y Chick conversaban a base de timbal, piano y zapateado.
Por último, los músicos acompañaron el final del concierto con un poco de improvisación, dejándose llevar por la efusividad del momento y la calidez del público, quienes esperamos impacientes un breve bis que cuando apareció nos ayudó a bajar de Montjuïc más felices, conscientes de que el antídoto nos hizo efecto.
Sara Martínez