Dentro de la novena edición del festival Arts d’Estiu y entre otros artistas, el pasado domingo nos obsequiaron con un concierto de Rosario Flores que estuvo acompañada en todo momento por su gran banda de músicos.
Rosario empezó convocando a los duendes y a la magia para dar un repaso a toda su trayectoria musical.
Vestida de blanco y con el garbo y la energía que tanto la caracteriza se adueñó del escenario y del público desde el primer minuto.
Rosario rememoró con emoción a su padre, El Pescaílla, con Al son del tambor y a su hermano Antonio cantando la primera canción que escribió ella misma para él, Que bonito.
No faltó Gloria a ti, Por un beso tuyo, Te quiero o Como quieres que te quiera, coreado por un público totalmente entregado y colaborativo.
Y es que a Rosario, con sus 55 años, no le hace falta convocar a los duendes ni a la magia, porqué ella misma es puro encanto, un torbellino en lo alto del escenario que enamora a cualquiera con sus movimientos de manos, brazos y piernas que independientemente de su apellido o incluso de su atrayente voz, es lo que más la identifica. Rosario vive y siente cada canción y de esta manera te lo transmite.
Si tuviera que utilizar una sola palabra para definir el espectáculo que nos ofreció sería: sublime.
Montse Delgado