El pasado 19 de noviembre la sala Barts, nos dio la posibilidad dentro del 51 Festival de Jazz de Barcelona, de poder disfrutar de Angèlique Kidjo. Kidjo, artista originaria de Benin que actualmente vive en la ciudad de Nueva York, ha publicado 13 álbumes en los más de 30 años que lleva en el mundo de la música. Debido a su amplio abanico de inquietudes musicales, ha colaborado con grandes artistas tan diversos como Carlos Santana, Alicia Keys, Ziggy Marley o Peter Gabriel.
La artista en su paso por Barcelona, presentó su nuevo álbum Celia, un homenaje muy personal a la diva de la salsa Celia Cruz. A través de los 10 temas del disco, Kidjo investiga las raíces africanas de la gran cantante cubana.
Es interesante saber que años atrás, aún en Benin, Kidjo tuvo la posibilidad de ver en directo a Celia Cruz y quedó totalmente fascinada de ver a una mujer con tanto poder encima del escenario. Ya en París, años más tarde, volvió a verla y descubrió por qué sentía a esta mujer de una forma tan cercana: Cruz utilizaba la percusión africana en canciones como Quimbara (1974) y cantaba canciones Yoruba que fueron sacadas de Benin 400 años antes por influencia colonial.
Nos encontramos con una mujer en el escenario con un poder y una fuerza excepcionales. Muestra de sus intereses musicales diversos, pudimos saltar desde el afro-pop más comercial y bailongo (quizá también el menos interesante) a la salsa, el afrobeat, afrojazz, funk e incluso a los ritmos afrorock de los Talking Heads. Kidjo tiene una voz de potencia arrolladora que sabe modular de tal manera que puede resultar terriblemente dura como cálida y aterciopelada.
A ritmo de Mama Africa, pudimos ver cómo la artista se fundía en los brazos cálidos de un púlico totalmente entregado, y cómo sin dejar de bailar ni un sólo segundo, algunos de los asistentes tuvieron el privilegio de compartir el escenario varios temas seguidos con toda la banda.
Al final pudimos difrutar del homenaje a la maravillosa Miriam Makeba, a Mamá África. Es imposible no sonreír ni bailar escuchando el gran clásico Pata Pata. Pero el gran clímax, al menos a mi parecer, llegó con el clásico Malaika, canción escrita en swahili en 1945 y sin duda, una de las canciones de amor más maravillosas de África. Increíble.
La única pega que puedo mencionar es que se echó muchísimo de menos una base de vientos en la banda. Por lo demás, genial. Una velada en la que sin duda, nadie pudo dejar de bailar.
Haizea Etxebarria