Mis mejores películas del 2019 – por Jorge A. Trujillo

Hacer un top de las mejores películas siempre es polémico y cada uno es hijo o hija de sus padres a la hora de ver el cine y la vida misma. Sin embargo, no puedo dejar de hacer una lista, muy limitada porque podría extenderme, de las películas que más me gustaron, marcaron y emocionaron en el 2019. Cada uno o una puede estar o no de acuerdo con algunas de ellas, pero éstas son para mi las mejores películas que pude ver el año que acabamos de dejar atrás:

 

Fin de Siglo”, (Lucio Castro) y “Un rubio”, (Marco Berger).

Empiezo colando dos películas porque tratan un tema similar, las dos tienen carencias y puntos muy positivos e interesantes, por lo que compensan. Interesantes, delicadas  e intimistas películas sobre la relación homosexual de hombres modernos y urbanitas. Con perfiles y contextos diferentes podemos identificar sentimientos y momentos de pareja o aspirantes a ellas que sobrepasan a todo tipo de gustos sexuales y sentimentales. Berger, como siempre, destaca la sensualidad y el detalle del erotismo del cuerpo masculino y nos cuenta una relación complicada que superan prejuicios con una naturalidad y delicadeza que emociona y juega con cuál es el límite de la homosexualidad y heterosexualidad. Castro, sin embargo, con su primera película nos pone en una situación de “y si…”, donde vemos las dos posibles vidas del protagonista y quedamos con la duda de cómo puede ser la vida si tomamos una u otra decisión. Interesantes perfiles urbanitas con acento argentino.

 

Monos”, (Alejandro Landes).

Esta película se presenta como doble crítica a la sociedad mediática y casi enganchada a la guerra como lo es parte de la sociedad colombiana (podría decirse de muchos más países). En el caso de Colombia afecta mucho porque acaba de salir, al menos en el papel, de una guerra civil de más de medio siglo. El formato y planteamiento del “campamento de guerra” como presenta Landes, rompe con esquemas de cómo se normalizó la guerra en Colombia. Una visión cruda y dura en el que el humor y el drama se mezclan en una especie de Reality Show que no deja bien parada a una sociedad castigada por tantos años de violencia.

Toy Story 4”, (Josh Cooley).

De nuevo las aventuras de nuestros juguetes favoritos nos trajeron alegrías y emoción con sus tiernas, divertidas y nostálgicas historias. Hablar de la niñez y la transición a la juventud ya se retrató en esta misma saga como otras grandes películas de animación. Como toda buena producción de Pixar, tanto pequeños como adultos disfrutamos de esta gran película y seguimos aprendiendo de la amistad.

Dolor y gloria”, (Pedro Almodóvar).

Dolor y gloria define muy bien la vida del protagonista, del propio director y uno de los cineastas más importantes de España. Almodóvar nos abre las puertas de su casa y su intimidad, si ya en otras ocasiones veíamos posibles tintes biográficos, la importantancia de la figura materna y vivencias no convencionales y poco vistas en el Mainstream, aquí podemos ver a un Pedro Almodóvar al desnudo. Interpretado por un impresionante Antonio Banderas y que ha sido aplaudido en todo el mundo, esta película nos hace entender los miedos, dudas y locuras de uno de los grandes. Pese a ser su vida, podemos identificarnos con muchos miedos y a entender adicciones en esta sociedad de de la ansiedad. Toda una historia peculiar sobre despertar sexual, el crecimiento y las dudas pese a ser una estrella que nos acer más a su autor.

Los días que vendrán”, (Carlos Marques-Marcet).

El director catalán nos vuelve a hablar de la relación de pareja, de los miedos, dudas y crisis que se enfrentan en nuestra sociedad. Todo ello forma parte de la crisis de la estructura de familia y de pareja en nuestro tiempo. Marques-Marcet trata con ternura, realismo y delicadeza los momentos frágiles de una relación, de las dos partes frente a “los días que vendrán” cuando se decide tener un bebé. Como no parece ser una decisión y tarea fácil, los personajes nos conmueven con sus dudas y miedos y nos pone frente a la pantalla lo que desean (deseamos) que sean sus vidas y cómo realmente la vida, la biología y las circunstancias marcan el camino.

Mientras dure la guerra”, (Alejandro Amenábar).

Imprescindible película de un año convulso y potente en España, tanto por la actualidad política como por la memoria histórica que parece que una parte de la sociedad española no tiene. Amenábar nos transporta a un tema de actualidad y una figura controvertida, Unamuno, que depende del momento detestamos o admiramos. Todo ello, igualmente se puede comprender en lo personal y en los contextos que se desarrollan. Una visión y un Unamuno muy humano que pasa de creer que se come el mundo y el golpe de Estado del 36 a ser apartado cuando planta cara. Sin duda un personaje y una película que ha dado mucho que hablar pero donde claramente muestra al fascismo tal y como es, un monstruo sin cabeza que en su mayor parte del tiempo sólo sabe argumentar con un grito: “¡Viva España!

Comportarse como adultos”, (Costa-Gavras).

Basado en el libro del ex-ministro griego Yanis Varoufakis, el director de cine político Constantin Costa-Gavras reflejó muy bien la falta de democracia en diferentes países y en las dictaduras en Europa de hace décadas, sin embargo, esta película no salva a la Europa contemporánea de sus déficits democráticos. Tremendo retrato de cómo se castiga a un pueblo que vota por otra vía y marca el camino a partidos o pueblos europeos que decidan ir por otra vía que no sea por el que decide la dictadura económica marcada por Bruselas. Visión política y personal muy acertada tras una década de decadencia democrática y económica que los mercados someten no sólo a medio planeta sino también al sur de Europa.

La hija de un ladrón”, (Belén Funes).

Conmovedora, realista y dura ópera prima de Funes que nos muestra esa Barcelona invisibilizada, la de los barrios populares. Aquí parece que no hay conflicto nacional, sino conflicto social y laboral. Las magníficas interpretaciones nos mete de lleno en los barrios populares de Barcelona como si de un documental se tratase. La familia desestructurada, la precariedad laboral y el contexto económico hostil nos muestran perfiles que no tienen problemas de hablar tanto catalán como castellano. La obra no sólo nos muestra la cruda realidad de la pobreza y la precariedad, sino que nos muestra una sociedad donde el sentimiento de la soledad está cada vez más presente.

Sorry we missed you”, (Ken Loach).

Película impresionante, como nos tiene acostumbrado el director británico, sobre las innumerables historias de los y las que no tienen voz. Cruda realidad de la clase trabajadora y precaria que lo hace para que otros tengamos los placeres y caprichos en la puerta de nuestra casa. Loach nos muestra, con su estilo dramático, tintes cómicos y tiernos, los engaños de nuestro modelo económico y de consumo. La crítica al modelo de falsos autónomos y a la sociedad de consumo para tenerlo todo de inmediato y barato nos pone frente a vidas esclavizadas para que el modelo se mantenga. A todo ello, se suma la complejidad de mantener estructurada una familia. Las relaciones de padres e hijos/as siempre son complejas en varios momentos vitales, pero hay momentos en los que el irrespeto y vergüenza que fomenta esta sociedad neoliberal son más evidentes contra quienes se rompen la espalda por nosotros y nosotras: nuestros padres y madres.

Les misérables”, (Ladj Ly).

El propio nombre nos dice cómo son tratados los excluidos y sin voz. Quizás sea, para mi, la mejor película del 2019. La cruda realidad y complejidad de los barrios periféricos de las grandes ciudades son varios mundos a la vez. El propio abandono estatal, las pocas oportunidad y el sistema económico crea muchos muros invisibles entre la ley, la contra ley y la gente que tiene que padecer el abandono y uso de las dos partes. Sin embargo, pese a los grandes problemas y pocas salidas que se ven a la vista, donde las propias dinámicas desvían o frenan a quienes tienen buenas intenciones, queda la esperanza antes de acabar con todo quemado. Aunque parece que se condena a estas personas a que acaben lanzando fuego contra toda jerarquía que se levanta para usarlas para su beneficio. Un reflejo de lo que no queremos ver en nuestras ciudades donde tiene un papel importante los europeos con rasgos africanos, latinoamericanos, árabes, asiáticos, etc. que son son de aquí pese a no ser tenidos en cuenta. Impresionante comienzo donde el sentimiento nacional está a flor de piel por quienes sólo lo entienden de una forma.

 

Jorge A. Trujillo

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