El pre-estreno en España de la nueva película de Xavier Dolán fue en la plataforma Filmin el fin de semana pasado, debido al confinamiento y la complicada situación actual. Sólo tuvimos ese fin de semana para verla y lo hicimos. Se dice que el niño prodigio del cine canadiense cierra una etapa, aunque ya lo veremos. Sin embargo, es cierto que de sus anteriores obras hablaba de personajes mayores o menores que él mismo. Con “Matthias & Maxime” se acerca muy valientemente a su (mi) generación. Con sus estridencias, exageraciones pero con las verdades que duelen de lo que es su (mi) generación. Esta película es muy generacional y “muy Xavier Dolan”, desde la narrativa, hasta los efectos visuales, la música y las situaciones.
Dos amigos de toda la vida, en un grupo de amigos de toda la vida, con sus éxitos y fracasos, tienen que besarse en un cortometraje y eso reabre sentimientos ocultos con o sin intención de ocultarlos. Ahí, desarrolla muchos momentos de dudas para los dos y sus vidas se ponen “en duda”: de quien se quiere ir (o escapar) a Australia y empezar de cero a quien continúa con su relación y su camino de posible éxito en el trabajo, aunque no es lo que parece desear. El grupo es tan reconocible por mi generación que, pese a estar en la treintena, muchos comportamientos son de veinteañeros. Y no es optimista con las generaciones más jóvenes ya que aparecen como el culmen de la posmodernidad que lo quiere tener todo, la razón incluida, visiones opuestas, el todo vale y la imagen y superficialidad por encima del contenido y el fondo. Parecen clichés algunos personajes pero si los entendemos como simples retratos, cuelan en el contexto, porque no indagamos más en los secundarios. Quienes nos importan son Matthias y Maxime y lo que se abre para ellos en un beso invisible pero muy presente. Parece una película ruidosa por sus personajes pero los protagonistas muestran una ternura, muchos silencios y miradas que nos hacen ser cómplices de lo que se les remueve por dentro.
Quizás “Matthias & Maxime” no sea la mejor película de Dolan, no es la maravillosa “Mommy”, pero es una película amena y que te hace discutir y contestar a los protagonistas desde el asiento. Simpatizamos con ellos y añoramos uno u otro camino. A veces les acusamos a uno de egoísta y al otro de traumado y cobarde pero te hace sentirlo viendo la película, todo un logro. Una obra muy generacional que hasta disfrutamos (o no) con las divas que han sonado en nuestra adolescencia (más en unos perfiles que en otros). Esto lo que hace de Xavier Dolan un perfil muy concreto pero que ejemplo de una generación a la cual pertenecemos quienes tuvimos la adolescencia en la década de los 2000. El toque final es abierto y claro a la vez, ahí se queda para comentarlo cuando se organice una nueva proyección online o cuando podamos ir al cine a verla. Finalmente, Xavier Dolan trata la relación madre-hijo de una forma muy dramática y tormentosa, donde el odio y el amor están separados por una línea invisible; aunque es diferente esa relación, me recuerda a Almodóvar. Quizás Dolan sea el nuevo Almodóvar y por eso sea tan criticado como admirado al mismo tiempo pero sin duda, sus obras son retratos de una generación, al menos de muchos perfiles de esa generación.
Jorge A. Trujillo