Publican un libro que relata la historia del trap en Chile, escrito por Ignacio Molina

Los testimonios de más de setenta artistas —entre ellos cantantes, beatmakers, fotógrafas y diseñadores— conforman el libro «Historia del trap en Chile», publicado hace un par de semanas por Alquimia Ediciones y disponible en España a través de Buscalibre.com

Se trata de una investigación periodística en que el montaje de los testimonios arma la trama de forma cronológica. La historia oral surge como una combinación de voces y contexto: a lo largo de doscientas páginas se cuenta el origen del trap chileno en los barrios marginales de Santiago, el rechazo a los primeros traperos por parte de los raperos estrictos de ese país, la formación de la ShiShiGang liderada por Pablo Chill-E, la casi inmediata conexión del trap chileno con el trap español a través de Yung Beef y también qué hay detrás de fenómenos post trap como Paloma Mami o Princesa Alba. Todo eso y más en voz de sus protagonistas.

«Historia del trap en Chile», cabe señalar, incluye un blurb (una mini reseña en su contratapa) a cargo de Ernesto Castro, autor de «El trap: Filosofía millennial para la crisis en España».

A continuación, por gentileza del autor, reproducimos el prólogo.

Una forma de buscarse la vida

“El trap chileno va a ser cultura. Polimá Westcoast, Pablo Chill-E, estamos aquí, en Lollapalooza. Nosotros estábamos en el underground ayer, cantando en clubs, ahora estamos aquí, en el Lollapalooza, skrrt! El trap es cultura, lo quieran o no. Van a tener que escucharnos, la prensa, todos, van a tener que escucharnos”.

No hay mejor manera para resumir la actitud del trap chileno, que esa proclamación realizada por Polimá Westcoast frente a más de nueve mil personas, el 31 de marzo de 2019, antes de cantar “My blood” junto a Pablo Chill-E. El trap, además de un estilo de música que se originó en Atlanta, es una forma de tirar hacia adelante a pesar de los obstáculos. Y de la manera que sea. Según quienes lo viven es tomar riesgos y prosperar.

Las letras y los videos exponen lo que pasa en los barrios. Ahí están las ambiciones y las frustraciones de quienes han crecido al margen de la sociedad. Este libro cuenta cómo grupos de jóvenes de diversas zonas del país, como los ShiShiGang o los Brokeboyz, se conectaron hasta darle forma al movimiento contracultural más relevante del Chile actual. Historia del trap en Chile está hecho —así las cosas— de jóvenes que cuentan historias. Sus historias. Casi todas tratan sobre cómo se buscaron la vida.

La motivación principal al armar esto fue otorgales voz, por sobre todo, a los ilustres desconocidos. Obtener sus relatos, constatarlos y agruparlos de forma cronológica. Desde los primeros grupos que se armaron en Puente Alto, y que sobrellevaron el rechazo de los raperos puristas, a la generación de amigos que se conoció en las fiestas de la Trap House, en Avenida Matta, compartiendo su música en un escenario diminuto ; hasta el auge del movimiento , certificado con las millones de reproducciones en YouTube y Spotify, como también en los fichajes realizados por Sony o Warner.

Historia del trap en Chile fue compuesto a partir de más de setenta nuevas entrevistas a cantantes, productores musicales, directores audiovisuales, fotógrafos, diseñadores, managers, entre otros. Todas se hicieron antes del estadillo social, pero parte de los entrevistados ya manifestaba un descontento ante lo que acontece en Chile. Su preocupación ante el modelo económico y su postura crítica sobre las desigualdades sociales emerge en los testimonios.

El mundo del trap tiene una jerga particular, callejera, que solo entienden sus seguidores y quienes lo practican. Se ha mantenido aquel léxico que da fluidez al relato coral de esta historia. Para acercar al lector, se incluye un glosario, respondido por un animador de fiestas y festivales. Incluye jergas nacionales e internacionales.

El libro también contiene treinta y dos páginas de retratos realizados por un equipo especializado en cubrir la escena. Algunos se hicieron especialmente para la obra (Nación Triizy, Yao Skuad, Ea$y Kid, Micelune, Drago, Papi Joseo, Harry Nach, Vlntnab, Sam Mansson). El orden intenta respetar una línea cronológica. Pero, en un par de casos, solo sigue un criterio de aproximación estético.

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Hace unos años el trap chileno era de nicho. Ahora tiene un circuito: festivales, artistas fichados por sellos multinacionales y patrocinio de tiendas y marcas de streetwear. Parte de quienes hablan en este libro coincide en que no es un género fugaz, como lo han afirmado algunos críticos, quienes siguen sin entender el uso estético del Auto-Tune.

Cuando se masificó el reggaetón a nivel internacional, los detractores pensaron que sería una moda pasajera, pero su permanencia demostró que es un estilo consolidado. Este libro no pretende establecer que el trap chileno también prosperará en el tiempo, aunque tiene todo para que así sea, como la capacidad de enredarse con otros ritmos. Solo busca contar historias que hasta ahora no han sido contadas. Al menos no en las voces de sus protagonistas.

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