La vigésimo tercera edición del Festival Mil·leni trajo el pasado sábado 2 de abril a la banda británica Morcheeba, liderada por Skye Edwards y los hermanos Godfrey. A pesar de no hacer prácticamente ni un año que pudimos ver a la banda en el Festival Cruïlla en esta misma ciudad, la Sala Razzmatazz se llenó de fieles seguidores que querían ver, una vez más, el directo de uno de los referentes del estilo trip hop.
Con prácticamente doce álbumes a sus espaldas, la banda nos presentó el último lanzamiento Blackest Blue (Abril 2021), pero no olvidó singles clásicos que han marcado un antes y un después en su carrera musical. Empezando por el primer tema Cut Your Heart Out, que a su vez es el primero del álbum mencionado ya pudimos entrar en calor con la voz de Edwards, que para muchos ha sido hasta terapéutica y reconfortante por su característica dulzura. La noche siguió con Friction, World Looking In y Sounds Of Blue.
Sin necesidad de cambios excéntricos de vestuario y con un conjunto negro diseñado por ella misma, Skye Edwards condujo al público con su voz onírica y un acertado juego de luces que junto a los psicodélicos y distorsionados solos de guitarra de Ross Godfrey causaron una suerte de hipnosis entre los asistentes, que no hicimos más que aplaudir y ovacionar a la banda. Después, pudimos escuchar la tan ansiada Enjoy The Ride y disfrutar de uno de los momentos más mágicos y esperados de la noche, siendo este uno de sus temas más conocidos, junto a Trigger Hippy, Blood Like Lemonade y Rome Wasn’t Build in a Day, a la que le siguió la primera despedida para luego regresar con Say It’s Over y Blindfold como cierre de la maravillosa noche.
Con el show llegado a su fin podemos concluir que no son necesarias grandes producciones visuales, así como tampoco grandes cambios de vestuario o excentricidades que magnifiquen un show. En este caso, hemos podido comprobar que lo único que se necesita es una banda que sepa disfrutar del directo y que quiera mostrar al público la grandeza de crear música, que quiera compartir con los asistentes su savoir-faire y su experiencia en el escenario y que con esto, es posible sobrevivir en el tiempo, llenar un escenario con gracia y, por mi parte, doy las gracias a la simpleza que nos ha permitido disfrutar sin ninguna otra distracción de la pureza de su sonido.